miércoles, 17 de noviembre de 2010

MI AMIGA.

Tengo razón y los sabes. Llevo meses diciéndotelo, pero eres cobarde. Las dos tenemos claro que no hay otra salida. Además, fue idea tuya. Mi única misión ha sido alentarte, darte algunas ideas, intentar arrancarte el miedo. La verdad, no sé qué hago perdiendo el tiempo contigo. Eres patética, ahí, sentada en la cama, mirando hacia abajo. Como si el suelo tuviera solución para todos tus problemas.
Mira, yo sólo quiero ayudarte. Pero un día me cansaré, dejaré de estar a tu lado y ¿quién te echará una mano entonces?
Esas pastillas que tomas son un engaño. Te hacen sentir mejor pero, como ves, todo vuelve a ser igual cuando pasa su efecto.
Anda, hazme caso, se fuerte y demuestra de lo que eres capaz.
¡Y no te tapes los oídos!, sabes de sobra que seguirás oyéndome. Por más que presiones con  tus dedos, estaré ahí.
Por cierto, ¿qué tontería es ésa de que soy sólo una voz imaginaria y siniestra?
¿Qué sabrán ellos?
Tu amiga, eso es lo que soy.
¡Venga!, levanta la vista de una vez por todas.
Y mira qué ventana tan estupenda tienes enfrente.
Es muy fácil.
Yo iré contigo: ¡salta!      


Elena.

1 comentario:

gredes dijo...

Es tuyo, jovenzuelo?