Nos desvanábamos el sexo pensando en como escapar de allí,
al fin y al
cabo solo era un caserón en medio del campo, y
solo nos distanciaban a
penas unos 7 kilómetros del pueblo.
Evidentemente, las condiciones de
escapada no eran las
mejores, era invierno, hacia mucho frío, nos
podíamos perder
por las escarpadas montañas de la zona, sobre todo por que
desconocíamos el terreno, y también por que la nieve y la ropa
de
invierno eran un impedimento.
Aún así lo decidimos, marco y yo guardamos comida durante
unos días,
ropa de abrigo y nos pusimos en contacto con un
lugareño que había
pasado casi toda su vida entre los cerros,
la verdadque lo que nos contó, no nos sirvió de nada, pero
nos hizo un pequeño dibujo, que nos serviría a modo de plano.
Habíamos decidido escaparnos por un respiradero que salía hacía
afuera,
pasaba por los servicios que en la noche no solían tener
mucho
trasiego, y utilizaríamos una madera que habíamos
escondido para pasar
la zona más peligrosa con 15 m de caída
al vacío.
Pasamos, por todos los sitios, con bastante sigilo hasta que nos
toco
hacerlo por la caída, a marco se le atravesó y nos retraso
bastante.
Aún así al final pasamos, todo el trabajo parecía
realizado, salimos y
ya pudimos notar el frío de la noche. Nos
desplazamos por los montes
siguiendo los planos que nos
había dado el lugareño, hasta llegar a una
casa en lo alto de
un cerro, entramos y nos resguardamos del frío de
la noche.
A la mañana siguiente el día clareaba, pero marco no estaba
en su edredón de paja.
En ese momento abrieron la puerta de manera estruendosa,
y un hombre con un uniforme verde se dirigió a mi
reprobandome.
- Bueno papa, otra vez te has escapado del hospital.
- Perdone, yo a usted no le conozco.
- No claro papa, yo solo soy un guardia civil, que viene aquí a
buscarte cada vez que te escapas, por que soy buen profesional.
- Pero yo he venido con Marco, mi amigo.
- Papa, ya te lo he dicho muchas veces que Marco solo existe en
tu
cabeza. Y el mapa que te trajo aquí esta dibujado en un trozo
de
periódico antiguo, y te lo hizo tu padre cuando eras niño, para
que no
te perdieras cuando traías el ganado a esta zona a pastar
en invierno.
- Usted, no es mi hijo, y además no le conozco.
- Claro papa, y además tu no te has escapado de un hospital, verdad.